11 mar 2010

Un boleto al ayer

“No siempre es real lo que hemos vivido, quizá sea más lo que hemos soñado”

Vania

La cara de la taquillera lucía entre sorprendida y molesta, seguramente nunca antes le habían pedido algo tan extraño, aunque la mirada de Vania era firme y no parecía estar bromeando.

--¿Un boleto al ayer?-- Preguntó la mujer, sin comprender a que se refería y quizá nunca lo habría entendido ni existiría un anden 41 y medio para abordar el tren de los recuerdos, que la regresaría sobre sus pasos, no para arrepentirse, sino para pensar qué más habría añadido a su de por sí complicada vida.

Si pudiera volver atrás no me arrepentiría de nada, eso lo tengo muy claro, pero estoy segura que no me guardaría los te quiero, ni los besos que nunca entregué. Aunque también sabría que no vale la pena esperar, ni luchar contra algo que siempre anhelé y que durante años me generó más remordimiento que alegría, más temores que fascinación por verme mil veces hasta desgastar mis fotos.

--Lo siento, no sé de qué me habla-- Y la taquilla se cerraba de golpe, quizá esa mujer regordeta y mal encarada descubría que también le hubiera encantado comprar un boleto para el ayer. Que quizá nunca se atrevió a reclamar al esposo su alcoholismo, ni habría perdido a su único hijo cuando él le explicó que tenía cierta inquietud por vestir con ropas femeninas.

Regresar sobre mis pasos, qué ironía. Hoy quisiera caminar sin detenerme pero hacia el presente y el futuro. Hoy quisiera sentir la tensión en mis pantorrillas, desgastar mis tacones, sentir el viento colarse bajo mi falda.

Cuántas veces al irme a dormir los remordimientos se apoderaban de mí. Cuántas veces pensé que era una persona demasiado extraña. Cuántas veces me culpé. Hoy todo está superado y si acaso quisiera regresar es para pedirme perdón, para decirme que siempre estuve bien, que mis gustos eran sólo una extraña afición --hoy he descubierto que puede ser muy costosa-- pero sólo eso, un gusto que me hace sentir feliz.

Mis pasos se perdían, el viejo andén era sólo una eterna plancha de cemento desprovista de bancas o de sombrillas en donde guarecerme del sol y la lluvia del atardecer. Nadie seguía mi caminar y a lo lejos el llanto de la taquillera se cubría por las cálidas gotas que morían apenas al tocar el asfalto.

Regresarle pasos a la vida, una buena frase que escuché, pero más que ello, rogaría porque la vida me regrese todos los minutos que he perdido para convertirlos en meses de alegría, y poder vivir a tope, para dejar que Vania vea hacia el futuro y no piense en el pasado.

Si en realidad me hubiera atrevido hace mucho tiempo a ser quien ahora soy, no sé qué habría pasado, quizá tendría más zapatillas.

En lo personal no habría grandes cambios, ni en principios ni en deseos, pero sí habría aprovechado muchos segundos que fueron cayendo al lado del camino y que espero que alguien los encuentre y los utilice bien, para no tener que pedir algún día, un boleto para el ayer.

Vania

vaniadesantiago@yahoo.com

2 comentarios:

  1. Dicen que el ayer es como ver los postes de telegrafo desde un tren en movimiento, elementos de un momento que se suceden uno tras otro, pero que cada uno tiene sus peculiaridades, imagenes que aunque aparentemente iguales se desarrollan en diferentes paisajes y que finalmente nos llevan a un destino... el de los rieles que decidimos tomar. y sip jajajaja tendrias mucchas zapatillas y un extenso guardaropa.

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  2. Entonces qué bueno que no empecé antes porque estaría mucho más endeudada con cientos de zapatillas.
    Pero de todas maneras, valdría la pena
    Besos
    Vania!

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